INVESTIGACIÓN BÁSICA HOMEOPÁTICA.

HOMEOPATÍA E INFORMÁTICA.

BIOINFORMÁTICA: MANEJO CURATIVO DE LA COMPUTADORA CEREBRO (S. N. C.) MEDIANTE LA INFORMACIÓN DEL HOMEOREMEDIO.

Autor: Andrés Amado Zuno Arce.

Entidad: Guadalajara,  Jal.

Domicilio: Trueno (antes Lope de Vega) número 979-202-A, Col. Jardines del Bosque. C. P. 44520.

Teléfono: Celular: (33) .35.88.32.96. (UNEFON)

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RESUMEN E INTRODUCCIÓN.

(Palabras claves: homeopatía, acupuntura, información, informática, S. N. C., cerebro, homeoremedio)

En este documento presento, como base teórica, dos argumentos fundamentales: 1.- El homeoremedio opera por la información que contiene su energía, y 2.- Tal información infiere en el sistema nervioso y lo acciona para curar, o en los sistemas informáticos de los seres menos complejos o en el código genético en los seres unicelulares o en aquellos que carecen de sistema nervioso central.

Así, la mayoría de lo expuesto en este documento está destinado a probar, mediante la enumeración de una serie larga de hechos, que el homeoremedio opera mediante la información que porta; aquello que denominamos características distintivas y que, además, lo hace en el sistema nervioso central. Sí, todo es energía, y por tanto el homeoremedio la tiene, pero son sus características, su información, dicho específicamente para darle su tipicidad y su categorización, lo que le da el poder de influir de las más variadas maneras en los seres vivos.

En este contexto, también es necesario probar que en las curaciones se requiere influir en el S. N. C. y no basta hacerlo en células aisladas para que sean reales, duraderas, firmes y no meras paliaciones, como suele suceder con los remedios alopáticos.

Intento utilizar lenguaje lógico. Cito dos ejemplos: Nunca se encontrará en mis escritos la negación de la negación, porque es la afirmación, como en “no sabía nada” o “no tiene ningún efecto”  En el primer caso basta con decir “nada sabía” para que estemos expresándonos inteligentemente, y en el segundo lo lógico es decir “no tiene efecto”.quizá agregando “alguno”, pero no “ningún”.

El uso indiscriminado, ilógico de la palabra “diferentes” en lugar de “variados” se ha generalizado. Se dice constantemente, por ejemplo: “los diferentes estados de la república”. “Las diferentes terapéuticas” “Las diferentes personas” ¿Acaso hay iguales? No. Es uso de lenguaje ilógico.

(Los métodos utilizados son el inductivo y el deductivo)

EL HOMEOREMEDIO Y LA INFORMACIÓN.

La primera afirmación; el elemento activo del remedio es la información, la hacemos varios autores. Por resultar demasiado prolijo mencionarlos a todos me concreto en este acto a mencionar a varios de ellos: Gerhard Resch y Víctor Gutman, coautores del libro “Scientific Foundations of Homoeopathy” publicado por la famosa editorial Barthel and Barthel Publishing, Germany.

Uno más es Stefan Bernbeck, autor del libro “Homeopatía, una teoría básica. De Propulsora de Homeopatía.

Paolo Bellavite y Andrea Signorini, en su libro “The emerging science of homeopathy” editorial North Atlantic Books, también expresan su convicción de que el elemento activo del homeoremedio es su información.

El camino que me llevó a tal conclusión es diferente del de los otros autores, como lo podrán constatar los observadores minuciosos.

Veamos: si las computadoras reaccionan con comandos, simple información y así combinan datos que tienen guardados es lógico pensar que el remedio actúa de la misma manera, en el Sistema Nervioso Central, la computadora-cerebro, con todos sus cuerpos. Como es también lógico pensar que si en el remedio no quedan moléculas del soluto más allá del número de Avogadro, y produce aun así los efectos del mismo, algo queda, siendo su impronta, simple información, la única posibilidad.

LA DINAMIZACIÓN Y LA INFORMACIÓN.

La transmisión de información es un fenómeno constante y hasta inevitable en la naturaleza. Cuando golpeamos y sacudimos un elemento transferimos algunas de sus características a lo que lo rodea. Así, las moléculas del soluto, Lycopodium, por ejemplo se impactan, chocan con las del solvente, alcohol y/o agua y transfieren información a estas. Se graban, más o menos a la manera de las impresiones dactilográficas. En el medicamento homeopático, estas impresiones, grabaciones son las que se emplean para provocar una reacción. Son el equivalente a los “comandos” de la informática computacional basada en los medios electrónicos. En el momento en que las características del remedio son identificadas, las terminaciones nerviosas envían una cierta señal y ésta es la que desencadena la actividad rectora del S. N. C.

En este contexto, enfrascarnos en discusiones sobre la memoria del agua es caer en el juego de nuestros enemigos. No debemos perder tiempo en ello. Se conoce el fenómeno de transferencia de información y se usa profusamente. Como se utiliza la teoría de la relatividad pese a que no hayan experimentos directos que la comprueben, algo que se está apenas planeando hacer, en el espacio exterior.

LA TRANSFERENCIA DE INFORMACIÓN Y LA SUCUSIÓN.

Solamente si pensamos que el medicamento contiene información que tiene la virtud de producir ciertas actividades encefálicas podemos entender por qué mientras más diluido el efecto que produce en el sistema orgánico es mayor. En el proceso de dilución tras dilución se sostiene, perdura, aquello que es más fuerte del soluto y lo que es débil se transforma, se “pierde”. (“Todo se transforma; nada se pierde”) La información se purifica, se decanta. Así, los elementos de la impronta se reducen en cantidad, pero se hacen más claros y de esa manera se posibilita la acción más profunda. Si pensamos en la preparación de Lycopodium nos daremos cuenta de que en el proceso de dilución tras dilución, lo más débil de Lyco. se transformará, mientras que lo más fuerte resistirá, se mantendrá. Y eso será lo más característico de Lyco. en sus potencias altas .

Tal vez las potencias bajas influyan en más áreas cerebrales y en más programas, en su caso, y que por ello los resultados sean obscuros, menos claros y duraderos, porque sus elementos son más numerosos. Podría crearse cierta confusión en los sistemas de control al activarse cuerpos cerebrales que nada tienen qué ver en ese momento y por lo tanto en lugar de colaborar a organizar, desorganizan.

Asimismo, al sacudir y golpear, la cantidad de la información se incrementa, en virtud de que más y más moléculas del vehículo se imprimen con las características preponderantes del soluto. Esto podría ser una de las razones por la cual las potencias altas tienen más efecto biológico en el organismo humano.

Desde el punto de vista bioinformático, en este contexto, los conceptos de “microdosis” y “diluciones ultra altas” carecen de sentido. ¿Soluto altamente diluido? No hay tal más allá del Número de Avogadro (12c y 24x) Ni soluto existe. Estas son, en estricto sentido, las más altas diluciones. De hecho, el término adecuado para lo que llamamos “microdosis” es, realmente, “macrodosis” porque contienen más información.

EL SISTEMA NERVIOSO: EL GRAN OLVIDADO EN LA CURACIÓN.

Es necesario hacer notar que la gran mayoría de los estudiosos de todas las terapéuticas olvidan que el sistema nervioso central rige el funcionamiento del organismo y que por lo tanto es posible curar si influimos en él de alguna manera. Debo mencionar a algunos investigadores que sí le dan su lugar. De manera destacada: El Dr. Gustvus A. Almfelt más el Dr. Danielopolu han planteado esa posibilidad y en el pasado reciente la Dr. Josefina Sánchez Resendis.

No obstante, el reconocimiento de que actuamos e inferimos en el sistema nervioso central ha sido mencionado en algunas ocasiones, aunque no siempre de manera directa. El Sr. Hahnemann afirmó que todo medicamento influye en todo el organismo. Así pues, para él siempre se afecta al sistema nervioso e incluso, cuando habla del remedio disuelto en agua afirma que su efecto es mayor al registrado por las terminaciones nerviosas en mayor cantidad.

También es necesario resaltar el hecho de que si algo está mal en el centro de control y los nervios con los que se comunica con todo el organismo cualquier cosa que hagamos a nivel solamente celular es inútil o temporal. Si los nervios con los que se interconectan, por ejemplo, los músculos de la lengua y el S. N. C. están dañados ¿cómo vamos a hacer par que la lengua se mueva adecuadamente? Y si el núcleo cerebral responsable (el que sea, conocido o no)  está dañado ¿qué hacer para que se mueva adecuadamente? Cambiemos la palabra “lengua” y pongamos “corazón” o “pulmón” o cualquier otro órgano que se nos ocurra. ¿Cómo vamos a hacer una curación sólida, firme evitando tomar en cuenta al sistema nervioso y en particular al central? El hecho de que la droga alopática esté investigada, diseñada y experimentada para influir a nivel celular, molecular, es la explicación de que casi no tiene efectos curativos. Aquellos

casos en los cuales se jacta la alopatía de curar, es en lo cuales su acción es destructiva, aniquiladora, matadora. Así, para la alopatía curar significa matar a las bacterias con antibióticos; matar a las células cancerosas con la quimioterapia convencional; envenenar a los parásitos intestinales. También el uso de bloqueadores a nivel molecular son elementos de su arsenal. Y, exagerando un poco, párenle de contar. ¡Destruir, matar, controlar, blolquear! No. Nosotros manejamos lo que organiza. Y hacemos que el organismo se deshaga por sí mismo de los elementos nocivos, sin necesidad de elementos químicos agresivos. Componemos el funcionamiento. Creamos, no destruimos.

La salud es un estado de coordinación total; ¿cómo pensar en curar sin tomar en cuenta al centro coordinador si además vemos la complejidad del organismo humano?

LA VIDA EN GENERAL: SISTEMA INFORMÁTICO

Los elementos que se requieren para que se de la vida (materia, energía) existen abundantemente en la naturaleza pero se encuentran dispersos. En el momento en que se interrelacionan los necesarios, ordenadamente, el fenómeno vida se presenta. Así pues, lo importante son los principios bajo los cuales se mueven tales elementos. Por todo esto podemos afirmar que, desde el punto de vista del intercambio de información que se presenta en los fenómenos biológicos la vida es un sistema informático.

En el fenómeno de la germinación podemos ver con claridad y sencillez la importancia de la información en la aparición misma de la vida. Imaginemos una semilla seca, algo sin vida, tan solo una posibilidad. Es una cápsula de información total más los elementos químicos que con agua y calor producen la maravillosa experiencia de la vida. Un árbol fue antes una semilla que no contenía toda la energía que tiene el árbol, pero sí tenía toda la información necesaria. Fue con base a esos datos que se construyó la estructura de la planta y que produjo esa forma de movimiento a la que denominamos “vida” con tan solo a la semilla agregarle agua y calor adecuados. Lo mismo sucede con algunas especies de animales. Los huevesillos de algunos crustáceos parientes cercanos de los camarones (“sea monkeys” o “artemias” huevesilllos que se pueden adquirir en las tiendas de peces) se pueden mantener inertes durante decenas de años, bajo ciertas condiciones, y activarse y producir vida también con colocarlos en su ambiente vital propio, como las semillas de los vegetales: agua con calor adecuados.

LA VIDA EN PARTICULAR: EL FUNCIONAMIENTO DEL ORGANISMO HUMANO

Los flujos de energía eléctrica que requiere el corazón, más la producción suficiente de oxígeno que deben hacer los pulmones, las temperaturas óptimas dentro de las cuales pueden funcionar los órganos más todo aquello necesario para la vida, sucede coordinadamente, y no caprichosamente, y de acuerdo a cierta manera, de acuerdo a programas. ¿Dónde se procesan estos programas? En el S. N .C. la computadora-maravillosa, porque tiene la capacidad de “sentir”- biológica localizada en el cráneo, que está compuesta por el cerebro-con todos sus cuerpos- el cerebelo y la médula espinal. Toda esta serie de procesos es  posible en virtud de fenómenos complejos en los cuales el denominador común es el intercambio de información.

El “SOFTWARE” (PROGRAMAS) DEL CUERPO HUMANO.

Imagino un gran programa al cual podemos denominar. “Vida Humana” con una larga serie de sub-programas que incluye inicialmente dos grandes paquetes: fenómenos físicos y fenómenos químicos.

También podemos imaginar que existe un programa especial para cada sistema o aparato: programa del sistema endócrino, del sistema linfático, del aparato respiratorio, del circulatorio, etc., etc., etc.

Así mismo, dentro de cada programa de sistema o aparato tenemos sub-programas de cada órgano: del corazón, de las venas, de las arterias etc.

Obviamente, después están los programas de los tejidos, los de las células y así sucesivamente.

Tenemos que pensar que existe software para el control de la temperatura, para el funcionamiento de las serosas y las mucosas, para los estados de urgencia, de los sistemas de defensa, etc. Todos ellos procesados por el cerebro-computadora.

LOS SÍNTOMAS MENTALES Y EL S. N. C.

Veamos qué dice el Sr. Hahnemann en el parágrafo número 210 del Órganon: “en todas las enfermedades denominadas corporales las condiciones mentales y de disposición están alteradas y en todos los casos en que debemos curar, el estado de ánimo es de particular importancia…”

Número 212: “no hay en el mundo sustancia poderosamente (potencialmente. A. A. Z. A.) medicinal que no altere notablemente el estado de ánimo y de mente…”

Ahora bien; si en algo coincidimos homeópatas, acupuntores, alópatas, naturópatas, es en origen mental de las enfermedades y si dichos procesos son totalmente cerebrales, y curamos lo psicológico, concluimos con que el homeoremedio infiere en el sistema nervioso central.

Así es; cuestiones puramente mentales, como el rencor o la ira, tienen manifestaciones somáticas a veces casi inmediatamente, pero lo que realmente se daña es al encéfalo. Y es por eso que la curación empieza generalmente en la conducta psicológica.

¿Qué se le hace directamente al corazón en el momento que una impresión fuerte hace que se detenga? Nada. La influencia que afecta su funcionamiento es registrada por el S. N. C. a través de alguna de las vías existentes. Especialmente de los sentidos. Así, tal vez baste un sonido especial que produzca un fuerte susto para que se de el paro cardiaco. Quizá el rugido de un león pueda producir el efecto mencionado. En otro caso podemos imaginar a una persona sufrirlo en el momento de recibir la noticia de la muerte de una persona muy querida o la pérdida de todo su capital. En ninguno de estos casos se afecta al corazón directamente, ni se entera, carece de los medios para ello, pero se detiene. Se sabe que es el S. N. C. el que deja de remitir las órdenes de control necesarias o bien envía las equivocadas. Algunos fanáticos de equipos deportivos mueren por paro cardiaco al enterare de que su equipo favorito perdió. Tan sólo el informe desencadena el problema, el cual podría ser incluso una mentira y producir los mismos resultados pues es la misma idea el disparador.

Además, la gran importancia que tienen los síntomas mentales en el momento de decidir entre un remedio y otro, resalta el hecho de que estamos manejando al encéfalo. El Sr. Hahnemann: (211) “el estado de ánimo del paciente con frecuencia determina principalmente la selección del remedio” ¿Por qué? Tenemos una respuesta. ¿O no?

Esta importancia de lo mental en la homeopatía nos ha llegado a confundir al grado de que inteligencias notables, como la del Sr. Tomás Pablo Paschero, llega al extremo de calificarla como psicosomática. En la página uno de su libro “Homeopatía” dice: “La homeopatía se encuentra en la línea más avanzada de la moderna corriente psicosomática” Pero, nada más lejos de la verdad. La homeopatía es el arte y la ciencia de curar con remedios dinamizados. Carece de estrategias propias que pudiesen ser catalogadas de psicosomáticas, directamente, salvo el uso de placebo o, indirectamente, la atención especialmente detallada que se hace del paciente para atender y entender todos los síntomas, necesaria en la búsqueda del remedio apropiado, algo que da a los pacientes confianza, se sienten escuchados, atendidos, comprendidos, “acariciados”. El uso de placebo tiene efectos psicológicos directos, y es uno de los fenómenos que fortalecen mi teoría de que para curar influimos en el S. N. C., pero no puede ser considerado elemento homeopático; no es “medicina” homeopática. En efecto, el poder de la simple sugestión que produce el placebo, algo totalmente mental, cerebral, tiene la facultad de producir curaciones, a veces asombrosas.

LA EXPERIMENTACIÓN PURA.

La experimentación pura muestra qué áreas cerebrales se activan con los remedios. No nos da sus nombres, pero por los resultados sabemos que es así. Por ejemplo, si se sabe que Bryonia actúa preponderantemente en las membranas serosas, en virtud de que sabemos que éstas funcionan de acuerdo a dictados o control del S. N. C. aseguramos que en realidad actúa en las áreas cerebrales responsables de los tejidos.

De hecho, carece de importancia conocer su denominación. El síndrome del remedio -el conjunto de todos los síntomas- que nos da la experimentación, nos indica todos los centros nerviosos centrales en los cuales el remedio en cuestión tiene efectos, y eso basta para curar, la tarea más alta del médico.

Podemos afirmar que los remedios homeopáticos pueden ser utilizados para conocer mejor cómo funciona el S. N. C. Si la administración de Chellidonium activa y mejora el funcionamiento del hígado y al mismo tiempo se registra una sobre activación de, digamos, cuerpo calloso, podemos establecer la presunción de que este elemento encefálico tiene que ver en el funcionamiento hepático.

La administración de Lycopodium y la subsiguiente recuperación de la memoria, junto con la sobreactivación de cierta área de la corteza cerebral, por ejemplo, puede ayudar a localizar con más exactitud dónde se localiza el banco de información del organismo.

LA INDIVIDUALIZACIÓN.

En la individualización se busca no cuánta cantidad de energía del remedio, no más o menos iones, electrones o alguna otra forma de energía se requiere en un caso dado; se busca calidad, características. El remedio, si es portador de cierta información y no otra influye selectivamente. ¿Por qué? El S. N. C.  tiene la virtud de identificar todo lo que le llega al organismo.

LOS SÍNTOMAS.

Se sabe que los síntomas son manifestaciones subjetivas (cerebrales) de trastornos funcionales y no son específicos de alteración de la salud. Sin ellos, los homeópatas nada somos. No podemos repertorizar, individualizar, y, finalmente, prescribir para curar. Y son subjetivos.

Si la homeopatía se basa totalmente en los síntomas para la elección del remedio, concluimos lógicamente que el S. N. C.  es el centro de atención homeopático y que en los procesos realmente curativos se influye en dicho sistema rector de la economía.

LA CURACIÓN.

Si intervenimos con alguna medida terapéutica sin tocar la célula del lugar enfermo y se obtiene su curación, significa que ejercimos influencia en los centros de control del lugar en disfunción. En las experiencias acupuntural y en la psicoterapéutica se evidencia esto con claridad diáfana. Nada introducimos al cuerpo cuando ejercemos presión en un punto acupuntural; nada le agregamos cuando manejamos simplemente ideas para modificar la conducta psicológica directamente y curar, digamos, una gastritis originada por estrés psíquico.

En ambas terapias ninguna sustancia se introduce al enfermo lo cual prueba que no necesitamos elemento químico alguno para curar. Basta con influir en los sistemas de control orgánico: El S. N. C. Las acciones de control que la acupuntura puede hacer, en particular en el caso del dolor, por medio de la anestesia lograda con la aplicación de agujas en ciertos lugares, son asombrosas y nos demuestran que su acción es encefálica pues la sensación de dolor ahí se da. El dolor no existe materialmente, no podemos conseguir algunos gramos de él.

El uso de pensamiento positivo curativo nos está dando motivos para llenarnos de asombro por las curaciones que se pueden lograr sin ayuda material externa.

ENFERMEDAD DESDE EL PUNTO DE VISTA BIOINIFORMÁTICO.

Lo expuesto hasta aquí nos permite afirmar que enfermedad es, en general, disfunción del sistema nervioso, principalmente el central: proceso inadecuado de información, de algún programa, software; falla en los medios materiales de comunicación, los nervios; intercambio inadecuado de información.

Con ello también podemos afirmar que la homeopatía no es bioenergética, como se ha calificado hasta la fecha, sino bioinformática.

LA INFORMÁTICA HOMEOPÁTICA Y LA FISICOQUÍMICA ALOPÁTICA.

Es necesario comparar lo que hacen las reacciones puramente químicas y las físicas utilizadas por la alopatía con el manejo de información y la activación encefálica homeopática. De esta comparación se desprende con toda claridad el por qué las posibilidades curativas de la homeopatía superan a las de las drogas químicas.

Para la estrategia quimioterapéutica el objetivo directo en el proceso curativo es la célula. Esto es así desde que Virchow afirmó que enfermedad es enfermedad de la célula. En ella se pretende influir químicamente. Así, por ejemplo, si encontramos una artritis en el dedo índice a nivel falange, se busca desinflamar las células de tal lugar. Una posibilidad es inyectar cortisona en la articulación. En este caso, las células se desinflaman, pero como esta reacción local para nada infiere en el funcionamiento del sistema gobernante, la disfunción se manifiesta de nuevo cuando pasa el efecto del agente químico. Si el trastorno fuese celular, la curación sería definitiva con la acción química de la cortisona. De hecho, las células sí se desinflaman, ¿por qué reinciden? Repitámoslo: esta reacción local para nada infiere en el funcionamiento del sistema gobernante. Considerar que con el homeoremedio actuamos solamente a nivel celular es limitar nuestras posibilidades a las de la alopatía.

Asimismo, con este ejemplo de la artritis también podemos observar que si las otras articulaciones están funcionando correctamente estamos ante una prueba total de que el S. N. C.  tiene control adecuado de ellas, mientras que las articulación dañada prueba lo contrario: ahí el sistema perdió el control.

He aquí una analogía: con las drogas químicas se pretende componer los problemas de un sistema computarizado electrónico, actuando solamente en el monitor, olvidándose de la computadora, los circuitos integrados, los transistores y los programas, el software. Los investigadores de las drogas químicas se entretienen con lo aparente, con lo que se ve en el aparato de televisión; le cambian el color, le ajustan la brillantez, el contraste y finalmente se quedan con la imagen y pierden la realidad. Las apariencias engañan. Se olvida que en el monitor se ve solamente lo que el cerebro electrónico procesa.

Desde otro punto de vista, si el efecto de los homeoremedios fuese energético y a nivel celular, molecular, estaríamos sugiriendo que cuando se eliminan parásitos, microbios o células cancerosas, lo hacemos por aniquilación, destrucción, pero no es así; los homeoremedios carecen de poder tóxico. Con nuestra homeopatía movilizamos los medios propios del organismo, los sistemas de defensa, los cuales dependen del S. N. C. No tenemos que matar amibas, bacterias, hongos, células cancerosas. Por eso no producimos daños secundarios como los productos energéticos químicos. ¿Mato bacterias con droga alopática? También células de la propia economía.

¿Tiene el homeoremedio suficiente energía eléctrica para electrocutar microbios o células defectuosas? No

POR QUÉ LOS SIMILARES CURAN, DESDE EL PUNTO DE VISTA BIONIFORMÁTICO.

Lo que sucede en la experimentación pura y en la individualización nos muestra que existe una relación directa e ineludible entre los síntomas y las áreas cerebrales responsables de los lugares donde se manifiesta el síndrome, en la experimentación, así como otra también directa entre el síndrome del remedio y el del individuo, en la individualización. Dicho de otra manera: si los síntomas de un apersona en un momento dado coinciden con los que un remedio demostró producir en la experimentación, el remedio infiere en los mismos núcleos encefálicos. En eso está la similitud.

Veamos por ejemplo Lycopodium: En la experimentación demuestra actuar en aquella parte del S. N. C. responsable de la manera de hablar pues produce vehemencia en el habla. Asimismo, infiere en el lugar que atiende a la memoria, porque produce mala memoria; en el que tiene que ver con las condiciones del abdomen, ya que se presenta sensación de abultamiento después de comer. Si encontramos una persona con esos síntomas, sabemos que aquellas áreas encefálicas que Lycopodium afecta son las que están en disfunción.

En síntesis, los similares curan porque los remedios influyen en los mismos núcleos encefálicos que demostraron en la experimentación y los que la persona tiene alterados en el momento de la enfermedad.

BIOINFORMÁTICA.

Finalmente, denomino bioinformáticas a las ciencias de la salud que infieren en la computadora-cerebro de alguna manera, con información, como en el caso de la homeopatía, o con influencia directa en el sistema nervioso, como en el caso de la acupuntura y sus variantes (digito presura, láser puntura, etc.) o con simple información procesada en forma de ideas, como es el caso de las psicoterapias. La similitud de la homeopatía con la informática computacional electrónica es tal que puede ser considerada ciencia informática de los seres vivos. Manejamos una computadora, el cerebro, centro éste a su vez del sistema nervioso central, y lo hacemos con información  (esta actúa a la manera de los “comandos” de la informática electrónica computacional) la del remedio homeopático o con otras influencias que se semejan al clic del ratón, como en el caso de la acupuntura. De todo esto obtengo el término de bioinformática.

CONCLUSIONES

Los medios de la homeopatía actúan de manera parecida a como se hace al manipular computadoras con información.

El homeoremedio actúa por la información que porta su energía y no por su energía en sí, y lo hace en el sistema nervioso, no en las células enfermas, diferencia fundamental con la alopatía.

Bioinformáticas son las ciencias curativas que basan su metodología en el manejo del sistema nervioso central o sistemas correlativos.

Así, con la visión informática tenemos una nueva interpretación de:

1.- Cómo opera la homeopatía.

2.- Cómo opera la acupuntura.

3.- Cómo opera la isopatía. (Vacunas)

4.- Por qué casi no curan los remedios alopáticos y por qué en general solamente controlan enfermedades.

5.- Que la homeopatía no es psicosomática, como algunos (Paschero) estudiosos lo afirman, sino lo contrario.

6.- Que la homeopatía no es energética como generalmente se afirma (Todos los tratadistas, desde Hahnemann hasta el último) sino informática.

7.- Que la teoría de la resonancia, que trata de explicar la homeopatía diciendo que la energía del remedio resuena con la del órgano dañado (Vithoulkas) está equivocada. (Recordemos el fenómeno de miembro fantasma. No hay células donde resonar)

8.- Que no es necesario probar cómo es que la información del soluto pasa al medio del caso. (Agua; alcohol; azúcares sólidos o líquidos, etc.)

9.- Que las numerosas pruebas que existen sobre la influencia celular de los homeoremedios nos muestran que la información del mismo puede ser, y es, registrada por las células de los nervios.

Además, nos da una interpretación nueva de:

La ley de los semejantes; Similia Similibus Curantur. (Sr. Hahnemann: “no sé” parágrafo 28 del Organon)

La ley de los iguales; Aequalia Aequalibus Curantur:

El proceso de individualización.

Lo que sucede en la experimentación pura.

Qué es enfermedad y cómo se da el proceso curativo.

Un hecho muy importante: en el presente por la importancia que tienen las computadoras y la informática, casi cualquier paciente puede entender estas palabras: “el cerebro es una computadora. El remedio influye en ella y como controla corazón, pulmones, estómago, en fin, todo al organismo, por eso curamos”

Por todo esto, para terminar, la homeopatía no es bioenergética, es más que eso: es bioinformática. No puedo imaginar a nuestra homeopatía ser reducida a terapias que han fracasado pese a los millones de dólares que se invierten en la búsqueda de drogas químicas curativas.

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